¿Nube pública? ¿Nube privada? ¿Qué tal nube híbrida?

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La pregunta de si conviene o no implementar servicios de nube en nuestra organización se responde fácilmente: la nube es una herramienta irremplazable si lo que estamos buscando es almacenar, compartir, gestionar y permitir la colaboración a partir de información, software, plataformas o infraestructura. Es un recurso invaluable para una organización que quiere modernizar su operación y establecer las bases para el crecimiento, la diversificación o, simplemente, la optimización de sus procesos. Sin embargo, aún cuando la decisión ya se ha tomado, aún queda una pregunta que, esta vez, no es tan sencilla de responder. 

¿Qué tipo de nube es el ideal?

Depende de las necesidades específicas de cada organización, pero también de los recursos con los que cuenta e, incluso, de sus planes a mediano y largo plazo.

Podría ser una comparación burda, pero es similar a la decisión que tenemos que tomar a la hora de contratar (o no) una plataforma de streaming de video o música.

Hace 20 años todavía preferíamos comprar un DVD que nos permitían ver nuestra película favorita cuantas veces quisiéramos y en el momento que mejor nos pareciera, sin embargo nos limitaba a tener un reproductor a la mano todo el tiempo. Si éste se dañaba, nos olvidábamos de nuestra tarde de películas. Cuando llegaron los servicios de streaming nos permitieron una mayor flexibilidad, al únicamente requerir un dispositivo y conexión a internet. El costo de acceder a todo ese contenido se reduce drásticamente al ser “compartido” entre todos los usuarios de la plataforma, y simplifica el mantenimiento y actualización del catálogo. En pocas palabras, pagamos para que alguien más se encargue de los aspectos técnicos y nosotros, únicamente, llevamos a cabo una sencilla configuración para tener acceso a la información. Esto es una nube pública.

Pero ¿qué sucede si el contenido al que quiero acceder es privado?

Un video sobre las vacaciones familiares no es algo que queremos publicar en YouTube para que esté a la vista de todos y que, tal vez, tampoco valga la pena limitar a un acceso a internet (por su peso o la calidad que requerimos); en ese caso, podríamos optar por una nube privada, donde la información está alojada de manera local, pero disponible para todos miembros de la familia. Al ser un desarrollo más complejo, también eleva los costos y tiempo de implementación, además que necesita una configuración más detallada. Eso sí, el control total está en nuestras manos.

Afortunadamente hay un punto intermedio, la nube híbrida.

El ejemplo más sencillo de la nube híbrida es nuestra computadora. Ahí podemos tener almacenados videos, música y fotos de uso personal, pero también podemos acceder a las plataformas de streaming para ver otros contenidos. De este modo combinamos lo mejor de ambos mundos para estar preparados en todo momento.

Almacenamiento

Tenemos la posibilidad de elegir qué información/recursos viven en la nube privada y cuáles en la pública, de este modo no solamente administramos la información, sino que además reducimos la demanda de equipos especializados.

Tiempo de implementación/Migración

Las nubes públicas tienen una implementación sumamente sencilla, pudiendo echarse a andar en cuestión de días. Para las nubes privadas es algo un poco más complicado, requiriendo más tiempo (entre infraestructura y configuración). Una nube híbrida posibilita la implementación gradual, ayudando a que el proceso de adopción se haga de manera escalonada.

Costos de implementación/Migración

Al no demandar una infraestructura local tan grande y especializada, los costos de implementación se reducen significativamente, pero también permite ahorrar en los equipos requeridos. Por ejemplo, retomando el ejemplo de las plataformas de streaming, mientras tenga conexión a internet, el equipo que necesitamos para acceder al contenido necesita una menor capacidad de almacenamiento y puede prescindir de un reproductor de discos; es decir, ni siquiera necesita ser una computadora, fácilmente puede ser, por ejemplo, una tableta. También puede ahorrar en los montos de licencias, mantenimiento y actualización.

Seguridad

Aún cuando las redes públicas están a la vanguardia en temas de seguridad, hay organizaciones que prefieren un mayor control sobre su información; en este caso, la nube híbrida posibilita una administración flexible de archivos, software o plataformas, potenciando los filtros y bloqueos. Independientemente de la seguridad antihackers, también está la seguridad de poder acceder a la información necesaria en el momento en que se requiere. Esto, tal vez, es lo que más se demanda el equipo de TI.

Flexibilidad

Al no depender por completo de los recursos internos de la organización, una nube híbrida facilita la escalabilidad de los servicios y la administración de los recursos, beneficiando la velocidad de procesamiento.

Al final del día, el nivel de personalización que ofrece la nube híbrida es, tal vez, su mayor ventaja, al facilitarles a las organizaciones desde su digitalización hasta su crecimiento, sin quitarles control ni poder de decisión.

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